La anemona de mar o actinia parece una colorida planta y no un animal. Algunas se fijan a la arena del fondo pero la mayoría, como es el caso de las actinias, se anclan a soportes más sólidos, como las rocas. Llegan a medir hasta 7 cm de alto. Utilizan tentáculos urticantes para capturar pequeños animales que nadan por las inmediaciones. Viven en zonas costeras normalmente expuestas a mareas bajas, pero son especialistas en sobrevivir fuera del agua. Repliegan sus tentáculos y llenan sus cavidades de agua, lo que impide que se sequen cuando quedan expuestas al aire. Se las encuentra en el Oceano Atlántico y en el mar Mediterráneo. Tienen simetría radial, como los radios de una rueda, una simple apertura en una cavidad central y producen nematocistos, células urticantes que liberan dardos venenosos en respuesta al contacto. Las anemonas son mucho más fáciles de mantener que los corales, aunque muchas de las anemonas más populares comparten con muchos corales la posesión de algas hospedadoras y requieren estar muy bien iluminados para prosperar. Estas anemonas esticodactilíneas contienen algas hospedadoras y se alimentan tanto de los productos de las algas y de las presas que capturan con sus tentáculos como del alimento que les traen expresamente los peces anemonas. Las especies más populares están dentro de los géneros Radianthus, con largos tentáculos, o Stoichacis y Discosoma, con tentáculos mucho menores, lo que les da cierto aspecto de toalla: las diferentes especies de peces anemona varían según si realmente alimentan a su anemona o sencillamente la utilizan como despensa. El conocido pez anemona Amphiphrion ocellaris tiene más tendencia a robar la comida de su hospedador que a proporcionarsela. Existen muchas especies de pequeñas anemonas que se mantienen en acuario solamente por su belleza, y muchas de ellas pueden reproducirse en el acuario por bipartición, por gemación de jóvenes o por reproduccion sexual, método que en muchas especies acaba con la incubación de los jóvenes en la cavidad central y su posterior expulsión a su alrededor. No todas las anemonas son bienvenidas en el acuario. El género Cerianthus de anemonas tubiformes incluye muchos miembros atractivos, con bellos colores pastel y largos tentáculos, pero son letales y llegan a matar a las criaturas más pequeñas, incluso a crustaceos que normalmente podrían escapar ilesos de una anemona. Todavía peor es la anemona fuego, especie Actinodendron que parece un árbol pequeño con muchas ramas, las cuáles pueden infligir dolorosas heridas al propio acuarofilo y a sus compañeros de tanque.
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